miércoles, 28 de mayo de 2014

Hoy agustín está en... Arequipa, Perú.



Llegué a Arequipa buscando civilización: agua caliente (no no-fría), internet (a velocidad decente), y una ciudad con todo los servicios que implica. Arequipa resultó perfecta para mis necesidades, no sólo es la segunda ciudad más grande de Perú, además tiene un centro histórico muy bien preservado que permite satisfacer ciertas necesidades turísticas.




¿Conducir por la derecha? Demasiado cliché 
para ciertas calles arequipeñas.


Aquí me instalé a descansar en el hostel y tuve unos 8 días de trabajo, lo cual no es suficiente para compensar 1 mes en la selva... pero algo es algo. Cuando llegue a Lima espero recuperar más.

Mientras tanto pasee por la ciudad y encontré:

Una iglesia donde la última cena no sólo se hizo 
en una mesa redonda (como los incas), sino que además
Jesús y sus apóstoles comen trigo, cuy y ají. =)

 El Monasterio Santa Catalina, que contiene toda una ciudadela en su interior.

Locutorios: este era el único contacto que tenían las monjas con el exterior. 
A la derecha una bandeja rotatoria les permitía pasar objetos.  



Lavandería del monasterio.


El museo de la alpaca:
 Con 32 colores de alpaca.


Un characato, el hombre arequipeño, que se inmortalizó en oro
en la moneda Characato de Oro.

Esta moneda fue utilizada por un par de años en la República Independiente de Arequipa,
formada cuando la capital del Perú fue tomada en la guerra del Pacífico.
También tenían su propio pasaporte.


Y la momia juanita, sacrificio inca hecho hace
más de 500 años para aplacar la ira de un volcán en erupción.
Fue encontrada hace unos 20 años cuando el volcán hizo erupción de nuevo y
derritió la permanente capa de hielo que recubría la cima. 


Lo que me perdí de Arequipa fue el Cañón del Colca. Famoso accidente geográfico que es el segundo cañón más profundo del mundo... pero recorrerlo (y que valga la pena) requería un trekking de 4 días... y me negué rotundamente a dejar la civilización que tanto me había costado encontrar... tendrá que ser en otra ocasión.

viernes, 23 de mayo de 2014

Hoy agustín está en...Puno, Perú.


Abandoné Bolivia porque mi visa de turista estaba por vencer. Ya la había extendido dos veces y no me dejaban extenderla más.

Antes de salir pasé de nuevo por La Paz, ya que necesitaba ponerme la segunda dosis de vacunas... como las vacunas son gratis en Bolivia, me puse todo lo que me ofrecieron: antirrábica, fiebre amarrilla, antitetánica y hepatitis B. Después de las vacunas uno se siente un poco inmortal...


Agustín saliendo del centro médico.

Desafortunadamente no tenían contra la hepatitis A, así que si bien ahora puedo dejarme morder por un perro mientras me hace un tatuaje en la selva amazónica utilizando una aguja oxidada... todavía tengo que tener precaución con dónde compro mi comida.

Una cosa curiosa que me olvidé contarles de La Paz. En los barrios de las afueras es muy común encontrar estos muñecos ahorcados en los postes de luz...



Algunos tenían carteles que decían "Ladrón pillado, ladrón quemado". Son advertencias que ponen ciertos barrios para avisar que no se van a molestar con ir a la policía si algo ocurre en sus calles.


En fin, le dí la vuelta al Lago Titikaka y llegué a Puno... la "Copacabana" del lado Peruano.
A diferencia de Copacabana, Puno es una ciudad (200 mil hab), no un pueblilto pintoresco. Así que hay mucho más ruido, mucha más gente y en general es bastante más fea...




Este es el Yavari, primer barco a vapor que navegó el Titicaca. 
Fue traido desde Inglaterra en más de 2000 piezas y reemsamblado acá arriba.

La principal (y única?) gracia de Puno son las islas flotantes de los Uros.
Los Uros son indígenas de la zona que al ser constantemente atacados decidieron irse a vivir al medio del lago. 



Para esto empezaron uniendo balsas que construian con la caña llamada "totora". Luego empezaron a perfeccionar la técnica de construir islas. En la base estas islas son de "tierra"... tierra que flota.


Luego le ponen una gruesa capa de totora, la cual recubren todas las semanas porque se va desgastando desde abajo.



La visita a los Uros la sentí un poco "artificial", como visitar Disney. En el sentido que los Uros hace rato se dieron cuenta que para qué van a seguir con su estilo de vida tradicional, si hay un montón de turistas dispuestos a pagarles para que les cuenten como era su vida tradicional.




La totora se puede comer también, no tiene sabor a nada.

Así que al visitarlos que te quedas con la idea de que todo está demasiado limpio y ordenado como para que realmente vivan y trabajen acá. 



Tal vez a nosotros nos mostraron las islas turísticas y hay otra islas más "reales" a las que no tenemos acceso. Hay opciones de visita en que puedes quedarte a pasar la noche en las islas, y convives con una familia, te llevan a pescar y te enseñan a tejer y comes cuy.



Hay unas 80 islas en total, y todas juntas forman como un circulo 
con una entrada, al más puro estilo "Water World".


Luego de la isla de los Uros puedes visitar la isla Taquile, que es como la Isla del Sol, en Copacabana. Tiene su propio grupo de indígenas. Estos eran un grupo aún más aislado que los Uros, ya que su isla se encuentra a 2-3 hrs de la costa (en lancha moderna). Llegaron incluso a tener problemas de salud debido a la endogamia.



Los hombres deben tejer su sombrero de soltero (blanco) y luego el de casado (rojo). Antes de celebrar el matrimonio y para comprobar la habilidad de su futuro marido, la mujer llena el sombrero rojo con agua y si éste tienes pérdidas, la boda de suspende hasta que teja mejor.

Paris y Madrid en direcciones completamente opuestas...mmm...
bueno, nadie dijo que fueran genios de la cartografía y navegación.
Tal vez por eso nunca salían de su isla.






viernes, 16 de mayo de 2014

De monos y otros animalejos.



Terminé el voluntariado con emociones mezcladas.
Si me hubieran preguntado el 5to día, les hubiera dicho que no podía esperar el día en que me tocara salir. Esto debido al terrible cerro, al dolor de pies y al hecho de que mi ropa nunca estaba seca.

Llegado el día de irme, el cerro la verdad ya no es la gran cosa y puedo subirlo sin mayores esfuerzos, mis pies ya se acostumbraron a sentir las piedras a través de las botas y descubrí como secar mi ropa y una lavandería en el pueblo. Así que a pesar de que siento alivio y algo de alegría por la meta cumplida, una parte de mi va a extrañar a esos peludos animalejos y la gente que conocí durante mi estadía.

El último día, a un par de horas de partir, uno de los monos bebés se sentó en mis faldas y se hizo pis en mis pantalones... yep, yep, voy a extrañar esto.

Dejé mi nombre en la pared de la Casa...


Historias de monos hay muchas, pero ninguna capturada con mi cámara así que permitanme recrearlas con mis habilidades en paint. Apreciándolo ahora, Guarayos (el alfa) fue el encargado de darme mis mejores recuerdos... como la vez que...


...me persiguió colina arriba porque yo iba con el balde de bananas.


O la vez que decidió saltar desde el árbol porque 
me estaba demorando mucho con la comida.


O la vez que se colgó con su cola de mi cuello y empezó a pelear
con otros monos que intentaban treparme...
* Guarayos debe pesar unos 10-12 kilos. Al tenerlo
colgando del cuello lo primero que tuve que comprobar fue 
que todavía  podía respirar.

Ahhh, los buenos tiempos. Ese Guarayos es un loquillo.

Curiosamente la vez que realmente estuve cerca de morir (tal vez no morir, pero salir seriamente lastimado), Gurayos no estaba ni cerca. Ocurrió una vez que yo estaba arriba solo en el parque, en el turno de almuerzo. Durante este turno tus compañeros bajan a almorzar y quedas solo con los monos. Tu tarea allí arriba es un delicado balance entre que no se muera ningún mono y no morirte vos...